Paisajes de sal arena y viento

Punta Entinas-Sabinar podría considerarse una “cápsula del tiempo” donde se ha preservado un ecosistema litoral poco transformado. Pasear por sus senderos supone regresar al paisaje original que tuvieron nuestras costas antes del boom turístico.

El mar, la sal y el viento han forjado las formas de Punta Entinas-Sabinar con dunas, humedales, playas, antiguos restos de cultivo de secano y el singular paraje de los Alcores.

Todos ellos forman el rico ecosistema de Punta Entinas-Sabinar, donde encuentran descanso, refugio y alimento cientos de especies animales y vegetales. En consecuencia, el Paraje y Reserva Natural de Punta Entinas-Sabinar ha sido declarado LIC (Lugar de Interés Comunitario), ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves), ZEC (Zona de Especial Conservación) y forma parte de la red ecológica europea Natura 2000.

El origen de todo

Los movimientos geológicos, la dinámica litoral y la hidrología son las claves para entender el paisaje de Punta Entinas Sabinar. Fuego, viento y agua.

Hace diez millones de años, el mar lo cubría todo, salvo las sierras de Almería, entre ellas la Sierra de Gádor. Ocho millones de años después, el mar se retiró a su posición actual dejando la extensa llanura costera que conocemos como Campo de Dalías.

Al retirarse, el mar fue dejando tras su paso terrazas marinas escalonadas y pequeñas ensenadas. Luego llegó el viento de poniente, que trasportó la arena de la playa hacia el interior, formando el cordón de dunas que hoy conocemos.

Y tras ese cordón de dunas, quedó un manto de arcillas, sales y abundante materia orgánica que milenios después sirvió al hombre como salinas y a la naturaleza como refugio.

Las pruebas del paso del tiempo

En el Campo de Dalías, desde la costa hasta la Sierra de Gádor, encontramos hasta 27 terrazas marinas de ese antiguo mar.

Los Alcores, formados por materiales calizos, conchas trituradas y una gran variedad de fósiles, son un sistema de fallas que aisló hídricamente a Punta Entinas de forma superficial. Los humedales permanentes, y con influencia de agua dulce, nos indican la importancia que los sistemas de acuíferos tienen en el espacio.