Prácticas sostenibles que genera la agricultura


La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) tiene como uno de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible que los sistemas de producción de alimentos aseguren su sostenibilidad, procurando que las prácticas agrícolas sean resilientes, esto significa que sean capaces de soportar situaciones límites, aumenten su productividad y puedan adaptarse a riesgos meteorológicos y, en general, al cambio climático, además de mejorar la calidad del suelo. El modelo de cultivo bajo plástico de la provincia de Almería ya cumple con estos objetivos de forma general.

Además, ha supuesto una revolución social y económica, que constituye un referente, ya que la estructura del sistema de propiedad está basado en empresas familiares y trasciende a otros sectores del complejo productivo.

La agricultura en Almería ha sufrido una profunda transformación que ha resultado en la construcción de miles de hectáreas de invernadero. Los invernaderos son estructuras metálicas cubiertas de plástico acondicionado que permiten mantener una temperatura regular y protegen las plantas de las inclemencias extremas. Este sistema de cultivo intensivo actúa como sumidero de CO2; un metro de cultivo de hortalizas absorbe unos 30-35 gramos de CO2 por día.

En Almería ya hay más de 30.000 hectáreas cultivadas, caracterizada por contar con la mayor superficie invernada con calificación ecológica.

Este modelo ha permitido generar suelo cultivado donde antes no existía y ha recuperado espacios que habían sido degradados por el proceso de desertificación. Entre otras ventajas, también incrementa la producción sin necesidad de incrementar la superficie de cultivo, aumenta la productividad sin depender de la meteorología y supone un impacto positivo sobre la economía local derivado de la generación de empleo y la creación de riqueza, en Almería este sector supone el 13% de su PIB.

Prácticas relacionadas con recursos hídricos

Estas prácticas presentan gran relevancia en la provincia debido a que las precipitaciones son escasas y es una región bastante árida. Los agricultores de la zona demuestran su compromiso de sostenibilidad ante el consumo de agua mediante el uso de mecanismos de riego muy eficientes. En algunos de ellos se llega a reutilizar toda el agua y los nutrientes que contiene.

Riego por goteo: este sistema de riego permite aplicar el agua a través de tubería de plástico directamente a las zonas de las raíces de las plantas, lo que permite disminuir el gasto de agua e incrementa la eficiencia.

Agua desalada: se utiliza agua procedente del mar que a través de un proceso de desalación puede ser usada para regadío. No depende de la climatología y garantiza el abastecimiento durante todo el año.

Balsas de agua: este sistema de recolección de agua consiste en encauzar el agua de lluvia caída sobre la superficie del invernadero a través de canaletas y tuberías dirigidas hasta las balsas de riego.

Prácticas relacionadas con el control biológico

Los invernaderos almerienses se inscriben dentro del modelo de “agricultura integrada”, caracterizada por el uso de sistemas de control biológico y químico sostenibles. La agricultura biológica ocupa casi el 79% de la superficie de invernaderos y en el caso de cultivos como el pimiento alcanza el 99,6% de su superficie. La producción almeriense es la que mayor control fitosanitario presenta a escala global, de ahí la calidad sanitaria y organoléptica que distingue los productos de la comarca.

Control biológico: este método se basa en la utilización de insectos para llevar a cabo el control de plagas y enfermedades en los cultivos. Almería es un referente a nivel mundial en este tipo de control, lo que permite reducir el uso de fitosanitarios y producir alimentos con residuo cero.

Siembra de plantas auxiliares: esta práctica consiste en la siembra de plantas auxiliares en los perímetros de los invernaderos para crear una barrera con el objetivo de que las plagas entren en el invernadero. Además ayuda a generar condiciones favorables para el mejor desarrollo y efectividad del control biológico. También contribuye a la mejora de la higiene rural de la zona.

Por último, un método que está en auge es el de la reutilización de los restos vegetales. Los restos se gestionan directamentehaciendo compost, que después se aplica al suelo, para aumentar su fertilidad y cerrar, de este modo, el ciclo de materia orgánica al devolver al suelo los nutrientes que han salido de él.

Efecto albedo

El llamado mar de plástico contribuye a estabilizar el clima y a luchar contra el cambio climático. Se logra una reducción de la temperatura ambiental mediante el efecto albedo. Este efecto se consigue gracias a las superficies blanqueadas de los invernaderos que reflejan la luz del sol. Mientras que en el resto de España la temperatura ambiental anual aumenta, en esta comarca presenta una tendencia al enfriamiento.

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